En 1915 Wenceslao Moguel fue condenado a muerte sin juicio junto con otros revolucionarios mexicanos leales a Pancho Villa. Un pelotón de fusilamiento le disparó 9 tiros, incluido uno de “gracia” en la cabeza. Sorprendentemente, sobrevivió.
Las historias difieren en cuanto a cómo sobrevivió. Algunas fuentes sugieren que se salvó:
Al día siguiente Moguel fue encontrado inconsciente entre los cadáveres de sus compañeros. Recibió atención médica y se recuperó.
Otros dicen que escapó solo y recibió tratamiento después:
Moguel se deslizó a la iglesia de San Giacomo Apostolo, a tres cuadras de distancia, donde un miembro de la iglesia lo encontró y lo llevó a su casa hasta que se recuperó.
Pensaron que no resistiría, tenía varios agujeros en el cuerpo y el rostro desfigurado. No obstante, lo logró, los disparos no habían comprometido el cerebro. Wenceslao estuvo quedó desfigurado y sin mandíbula, pero estable, por lo que tuvo que esconderse durante un mes para protegerse de los militares de Campeche, donde fue operado y se recuperó.
Desde ese momento, este soldado rebelde, quien también se refugió en Estados Unidos, se convirtió en historia, o mito, como los consideran algunos conocedores.